Suavonas sin fronteras


Hay de todo en la viña del Señor, en los tallarines del Gran Monstruo Volador de Espaguetti. Personas de todo tipo y pelaje, entre ellas una especie que da dentera cuando se la nombre: la Femme Suavonis.

Una suavona va de Bambi por la vida, de dulce como la miel y suave como las ovejitas. Va de aparentar ser una niña buena con su sonrisa evax, te sentirás fina y te sentirás segura pero con una sensación de estar reglosa impresionante sin que sepas muy bien por qué, hasta que te clave las uñitas como el Gobierno te clava el 16% de IVA por un producto de primera necesidad. Una putada, vamos.

¿Qué se puede hacer ante una suavona? Lo primero, querida Maripepi, es reconocerla. Cuando sientas que esa dulzura y esa bondad son más falsos que un euro de madera con la cara de Popeye, cuando tu suavonarradar empiece a pegar pitidos a lo bruto, desconfía, mantén tus sentidos maripepiles alerta, desconfía. Si es una tía lista procurará no tocarte mucho la zona interinguinal, pero si su cociente intelectual no es más elevado que el de una mosca intentará la táctica de la mosquita muerta, de la pobrecita a la que tú le haces pupita. Irá en plan «paz y amor, ouh yeah» mientras te clava puñales untados en veneno por tu linda espaldita, irá tirando piedras y escondiendo las zarpitas. Tras reconocerla o tener la espalda de un faquir, puedes optar por la sonrisa pantojil, enseñando los dientes con los que te la comerías a bocaos si pudieras, por ser sarcástica con ella y darle guantás sin manos hasta despellejarla o dejar que se tropiece ella solita en su madeja de amor y paz de mentira. Total, si el tiempo pone al final a todo el mundo en su sitio…

By Telly

Una respuesta to “Suavonas sin fronteras”

  1. MissMurphy Says:

    Yo cada vez voy afinando más el suavonaradar, porque al principio me la pegaban siempre. O mejor dicho, al principio cuando una persona aparentemente buenecita me daba mala espina, pensaba que eran paranoias mías y no hacía caso a mi sexto sentido, y a base de que te tomen por el pito del sereno, acabas aprendiendo a fiarte de tu instinto y a poner distancia de por medio con según qué gente..

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